Y no hablamos sólo de una crisis de la cosmovisión liberal-conservadora, ya que la fractura de la representatividad afecta también a la socialdemocracia cuanto a los polos de nueva representación política, que, como “los indignados”, no terminan de consolidarse y todavía no pueden ofrecer una alternativa.
La política de Bruselas es absurdamente pro cíclica, es decir: a más recesión, más austeridad monetaria y fiscal; a más desempleo, más despidos; a más degradación social, más ajuste. Es un libreto escrito por el peor enemigo de Europa: el capital financiero.
Por eso el principal objetivo de la
UE es salvar a los bancos, no a los pueblos; es achicar los déficits
aunque se profundicen los problemas en educación, salud, vivienda y
empleo; es ahorrar para pagar deuda externa, no para crecer.
Primero acabaron con el estado de bienestar, esa rémora de posguerra. Luego embistieron contra los salarios y el gasto público. Como sigan por este camino reducirán los estados nacionales a su mínima expresión. Entonces el capital financiero ya no tendrá enemigos a la vista.
Como el pescador que afloja la línea y luego vuelve a ceñirla, una y otra vez, para cansar a su presa, la gran banca parece ofrecer un respiro cuando concede un crédito, pero las condiciones leoninas en que son concedidos neutralizan pronto sus presuntos efectos benéficos, porque el dinero entra a hurtadillas por una caja y sale velozmente por otra; su paso es tan fugaz que sólo queda registrado en el balance de pagos.
Con clima de final de época, Europa parece resignarse a ser devorada por el capital financiero. En América del Sur, en Africa, en buena parte de Asia ya saben de qué se trata. Lo sufrieron en carne propia y a duras penas están recuperándose de esa pesadilla.
(Los argentinos "algo" sabemos de estas recetas y sus efectos...)
Primero acabaron con el estado de bienestar, esa rémora de posguerra. Luego embistieron contra los salarios y el gasto público. Como sigan por este camino reducirán los estados nacionales a su mínima expresión. Entonces el capital financiero ya no tendrá enemigos a la vista.
Como el pescador que afloja la línea y luego vuelve a ceñirla, una y otra vez, para cansar a su presa, la gran banca parece ofrecer un respiro cuando concede un crédito, pero las condiciones leoninas en que son concedidos neutralizan pronto sus presuntos efectos benéficos, porque el dinero entra a hurtadillas por una caja y sale velozmente por otra; su paso es tan fugaz que sólo queda registrado en el balance de pagos.
Con clima de final de época, Europa parece resignarse a ser devorada por el capital financiero. En América del Sur, en Africa, en buena parte de Asia ya saben de qué se trata. Lo sufrieron en carne propia y a duras penas están recuperándose de esa pesadilla.
(Los argentinos "algo" sabemos de estas recetas y sus efectos...)
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